Me lo estoy imaginando. Una SAD respetable, histórica, seria, con un Director de Comunicación, Dircom en adelante, con una adecuada formación, postgrado específico, dominio de idiomas, incluso márketing. Todo un profesional, diseñando, coordinando, dirigiendo estrategias de comunicación institucional, horizontal, vertical. Con tanta responsabilidad y dedicación que no puede perder el tiempo en tareas de atención al abonado.
Me lo imagino tan bien que casi lo veo, porque no puede ser tan complicado. Y le viene el presidente a decir que en la caja no hay un duro, y que hay que convencer a todos de que la culpa es huérfana, no le vayan a joder su discurso de los solares. Y diseña un plan en powerpoint, con sus objetivos, destinatarios, presupuesto, para que los medios nos den la matraca todos los días con contratiempos, imprevistos, militancias etc. Sin dar la cifra exacta del desfase, acercándose poco a poco, empezando por X millones y cada día suban un poco más, disimuladamente, hasta llegar en un mes a 2 X de millones, y no se mosqueen ni los cuatro imbéciles de turno. Un plan para que nadie sospeche que los que dirigen son unos ineptos, o chorizos, y encima reincidentes; que sigan pensando que el desastre es culpa de la maldita casualidad. Y que traguen mientras los otros en sus despachos se descojonan, se desfasan más que el presupuesto, se parten una vez más en rodajas.
Y cuando todo ha sido un éxito va, acude al programa de la Federación de Peñas y proclama que el descuadre estaba ya previsto, presupuestado, que ya se sabía cuando se presentaron los números en la Junta, entre jijis y jajas, que ésto iba a pasar. Y entonces me imagino la cara del gerente, el director general, el presidente, el máximo accionista o quien quiera que mande en esa SAD imaginaria. Las manos en la cabeza, el acojone del que tenga que explicar a los jugadores a los que se les debe la ficha del año pasado que todo estaba friamente calculado, o a los acreedores que llevan años esperando para cobrar, que sigan haciendo cola. Y mandándole un whatsapp al dircom para que lo arregle inmediatamente, mentando al contexto, o a que todo fue un error de interpretación, o que estaba chumao, de cachondeo, desfasao.
Y aunque todo eso solo es producto de mi imaginación, no puedo parar de reir.
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