domingo, 31 de diciembre de 2017

Tener una tía en Cuenca

Acaba un año 2017 en el que básicamente me he mantenido al margen de opinar sobre la actualidad económica sportinguista, observando las opiniones de todos los contendientes, pero sin entrar al trapo, en plan echar pan a los patos. Pero a unas horas de que llegue el fin de año creo que tengo una deuda (real y contable) con esos 25-30 lectores, incluidos bots, familiares y despistados, que sienten cierto interés por lo que este humilde servidor piensa. Así que por ellos, y sólo por ellos, voy a escribir mi opinión sobre las últimas cuentas aprobadas el pasado 14 de diciembre.

Podría entrar a pecho descubierto a analizar los números, los fondos de maniobra etc explicados por Javier Fernández. Pero no, no lo voy a hacer. Sin haber dedicado más de 2 minutos a mirarlos, me creo al 99% que la viabilidad del Sporting está garantizada tanto en Primera como en el peor de los escenarios, es decir, una larga temporada en segunda A (esta gente no contempla la segunda B). Las previsiones de ingresos y el control de la Liga hacen que no haya nada que temer. Tal vez podríamos entrar a debatir, si se puede gastar menos en esto y más en lo otro, pero nadie daría su brazo a torcer. Así que no los voy a discutir, con excepción de una operación en concreto, pero esto será otro día.

Además hay que recordar que las cuentas pasan una auditoría y el control de la Liga, que no es moco de pavo, eso es lo que realmente importa. Ahora bien, como purista tocapelotas que soy, tengo que decir que los números presentados, de forma global, me valen tanto como tener una tía en Cuenca. Quicir NADA.

Nos encontramos con una deuda no contabilizada

El año 2017 empezó con una Junta de Accionistas en donde se presentaron unas cuentas donde había más de 9 millones de gastos sobre los que se habían presupuestado. Lo que en cualquier empresa seria sería motivo de un cierre usted la puerta al salir, aquí fue usado como coartada y aceptado por el entorno. "Nos encontramos con una deuda no contabilizada" se excusaba el consejero Fernando Losada en una entrevista posterior. Puede que efectivamente Losada viera molinos y se diese de bruces con gigantes, pero no así Javier Fernández y Javier Martínez que formaron parte de los Consejos de Administración que debieron contabilizar esos gastos y deudas y no lo hicieron.

Pero lo importante del asunto, es que esas cuentas en las que se ocultaron esos pasivos, también habían sido auditadas y también habían pasado el control de la Liga. Y aún así, Losada se encontró con 10 millones o más de pufos no registrados. Por lo tanto, a mí no me vale el argumento de que las cuentas están auditadas, al menos mientras quien las audita sea la misma empresa.  ¿Propuso alguien el cambio de auditor? Evidentemente no, estaban y siguen encantados. Como pa no.

Aquest any... tampoc

En tal escenario el presidente Javier Fernández podía haber optado por decir algo así como "es cierto, que lo de años pasado fue una auténtica mierda, pero no va a volver a suceder" Pero no, tiró de ambigüedad al decir que no volvería a haber diferencias entre la deuda contable y real y al mismo tiempo defender, como gato panza arriba, los criterios antiguamente aplicados por expertos financieros y auditor. Es decir, que los aplicará otra vez si le da la gana. Esos mismos criterios que hacían tener que hablar de una deuda real y otra contable. Lo nunca visto. Saben aquel que diu que si tenemos reconocida ante notario una deuda líquida, vencida y exigible de 2.538.750 euros no la contabilizamos porque no sabemos por cuánto contabilizarla. ¿De qué color será el caballo blanco de Santiago? Y es más, como esa deuda puede crecer hasta 10 millones pues creemos que entre 2.538.750 y 10 millones lo mejor es dejarla en cero. Y no explicar nada en la memoria, con un par.

O saben aquel que diu que no contabilizamos durante años los intereses de una deuda aplazada por la Agencia Tributaria hasta el ejercicio en el que se produce el pago. Esto es lo que entendemos por principio de devengo y así lo explicamos en una nota de la memoria. Sabemos que el caballo blanco de Santiago es blanco pero nos interesa que sea negro como el betún y como somos muy legales lo explicamos en la nota X de la memoria. Pero luego lees esa nota X y ves que pone que el caballo blanco de Santiago es blanco como la nieve. A los caballos que ve el presidente les han salido alas en la espalda y un cuerno en la frente.



Pese a ello se permitieron el lujo de decir Aquest any sí, ahora ya está todo incluido. Para unos meses después volver a la cruda realidad: aquest any tampoc. Que faltaba millón y medio por el seguro de descenso que hay que devolver y tal. ¿Acaso se enteraron ahora? Peccata minuta al lado de los 9 kilos del año anterior, pero una muestra más falta de credibilidad.

Para concluir y a diferencia de otros años, en los que era evidente y así lo dije, no hay ningún indicio de que nos la estén metiendo doblada con gastos y deudas ocultas. Del mismo modo que ni el mejor analista puede garantizar su fiabilidad, porque la duda no está en las cuentas en sí, está en quien las formula y las audita. Al memos mientras sigan demostrando que no saben de qué color es el caballo blanco de Santiago.






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