jueves, 9 de marzo de 2017

Purismo contable VII: la responsabilidad de la deuda no contabilizada


Una vez analizadas todas las irregularidades contables y las explicaciones ofrecidas en la Junta toca delimitar responsabilidades. En esta SAD del disparate podemos escuchar a un consejero justificar el desfase presupuestario con un “nos encontramos con una deuda no contabilizada”, mientras otro defiende como gato panza arriba los criterios contables aplicados y otro, miembro del Consejo no consejero, dice que las facturas aparecen debajo de las alfombras. Oigan ¿en qué quedamos? ¿la contabilidad era buena o era mala?




En primer lugar hay que decir que los responsables del contenido de las cuentas son los miembros del Consejo de Administración, que para eso las formulan y las firman. Por lo tanto eso de “nos encontramos” pudiera valer para el recién llegado Fernando Losada (no computamos a estos efectos su periodo como asesor externo) pero no para los javieres,  que llevan en el Consejo desde los tiempos de la Maricastaña. En este caso, lo único que podrían alegar es que el Director General les puso una pistola en el pecho para firmar las cuentas.

Podrían excusarse en que cuando llegaron en 2012 ya existía esa deuda no contabilizada. Mentirían como bellacos. La mayoría de esos conceptos no contabilizados procedían de operaciones realizadas una vez que los javieres ya habían tomado posesión: intereses por aplazamientos de deudas con Hacienda, traspasos de jugadores con derechos económicos titularidad de Doyen, servicios de profesionales etc y en general todas las tropelías contables que he venido denunciando en este blog.

Por eso no le queda más remedio al mandamás que defender sus cuentas en base a criterios de los expertos contables y el auditor, que visto lo visto tienen el mismo valor que si fueran dictados por un churreru. Porque de criterio tienen más bien poco. Al menos si nos referimos al Plan contable español. En el de Yibuti, por decir uno, quién sabe.

Más irritante aún es escuchar al presidente justificar la no inclusión de aquellos conceptos en el presupuesto de la temporada 15/16 alegando que era imposible conocer los importes en el momento de su elaboración. Como si fuera mejor equivocarse en todo que en una pequeña cantidad. Pero ya el colmo es que con más de media temporada avanzada repita hasta la saciedad que el presupuesto es muy conservador sabiendo perfectamente que, por ejemplo, no  recogía 2 millones de intereses ya pagados. Lo peor es que esta burla era innecesaria, pues de sobra conoce que, tanto para lo bueno como para lo malo, a casi todo el mundo se la soplan sus explicaciones contables.

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