lunes, 12 de septiembre de 2011

Abdou,un luchador en el juvenil del Sporting. De Senegal a Asturias pasando por Canarias


"A veces el fútbol nos deja estas bonitas noticias".

Era la frase con la que comenzaba una de mis primeras entradas en este blog, refiriéndome a la historia de Masse y Yosu, dos luchadores unidos por el Cudillero


Llevaba tiempo queriendo escribir sobre otro luchador procedente de Senegal. Es la historia de Abdou, un niño que llegó con su hermano en patera a Canarias, a los que separaron a los pocos días para rencontrarse años después en Gijón. Actualmente es el motor del más ilusionante equipo juvenil  del Sporting de los últimos tiempos.  Se le saltan las lágrimas cuando habla de la que es su última obsesión: poner en marcha en Senegal una escuela para que niños de 0 a 6 años tengan las mismas oportunidades de formarse que él, tanto en el ámbito académico como deportivo, porque el joven también quiere trasladar a su país los valores que le enseñaron en la Escuela de Fútbol de Mareo

Abdou durante un partido con el juvenil A. foto muchacalidad.com




LNE. 12-10-08

Gijón, Ángel CABRANES
El Diccionario de la lengua española define «superación» como el acto en el que una persona vence obstáculos o dificultades. La historia de Abdou Karim es un ejemplo claro de espíritu de superación a base de sacrificio, trabajo y constancia. Unos valores que escasean en nuestra sociedad, y mucho más cuando, como él, cuentas con 14 años de edad.

Abdou partió de Senegal hace ya casi cuatro años con el objetivo de labrarse un futuro mejor y poder convertirse en una estrella del fútbol como sus ídolos, Keita y Diarra. El destino le llevó, junto a su hermano Assane, cuatro años mayor que él, a desembarcar en Tenerife. Assane fue trasladado a Gijón a los pocos días, mientras que Abdou se quedó solo en Canarias. La distancia entre ambos se hizo insoportable, y su hermano envió una emotiva carta a la por entonces consejera de Bienestar Social, Laura González, pidiendo el traslado de Abdou junto a él. La propuesta fue aceptada y propició el reencuentro entre ambos. Éste fue el comienzo de un sueño que, merced a su espíritu de lucha, poco a poco se está transformando en realidad.

Miguel Álvarez, director de Secundaria y Bachillerato del Colegio de las Ursulinas, centro donde estudia Abdou, ha sido testigo de la meteórica progresión de su alumno. «Llegó con el curso avanzado y aunque le costó adaptarse a materias como el Inglés o Lengua, en las demás asignaturas ha mostrado un buen nivel. A diferencia de muchos de sus compatriotas, busca realizar estudios universitarios enfocados a la informática, cuando lo habitual es que quieran aprender rápidamente un oficio y ponerse a trabajar», resalta. También hay elogios a su actitud: «Es un niño que, desde un principio, nos sorprendió por su gran personalidad y buena educación. Siempre tiene un "gracias" para cualquier detalle. Eso no es muy común a su edad. Son valores que no ha aprendido aquí, ya llegó con ellos, inculcados por su familia», explica, orgulloso, Álvarez.

Abdou es uno de los treinta alumnos extranjeros que estudian en el centro, integrado por casi 1.200 niños. Su rápida adaptación ha servido para ayudar a alguno de sus compatriotas en las clases, como explica Asunción Álvarez, su tutora durante los dos últimos años: «Al centro llegó Day Lo, una niña de su misma nacionalidad pero que tan sólo hablaba en olof (dialecto senegalés). Abdou se brindó a mediar como intérprete y ayudó de manera significativa a su aclimatación y aprendizaje». Asunción Álvarez también es profesora de Francés, idioma que domina a la perfección Abdou y que le permitió mantener con él una relación más cercana en sus primeros días de colegio. «De él destacaría su sensibilidad y el gran respeto que guarda hacia los educadores. Su comportamiento y actitud sirven como ejemplo no sólo para las personas de otras nacionalidades, sino también para los alumnos de la región, que le deben tener como un referente», asegura.

Su pasión por el balón pronto llamó la atención, y le invitaron a realizar una prueba en Mareo. Allí pasó medio año entrenando con el equipo infantil, donde sus buenas cualidades le sirvieron para que, al año siguiente, se le tramitara la ficha para participar en el Campeonato Regional. Hoy ya es una de las piezas clave del cadete B, como explica su entrenador, Marco Canal: «Posee una gran técnica, velocidad y una mente muy clara a la hora de leer el juego. Son cualidades importantes en una demarcación como la de mediocentro, donde actúa habitualmente. Como suele decirse en el mundo del fútbol, apunta maneras». Tal es así que en la tercera jornada se convirtió en bigoleador en el partido que les enfrentó al Roces. Su talento no le ha hecho cambiar de actitud y se lo toma con la misma naturalidad con la que es tratado por el resto de sus compañeros de vestuario. «Está muy integrado en el grupo. Al principio puede parecer callado, pero es uno de los que más bromas gasta. Sin embargo, cuando comienza el entreno es muy disciplinado. Se concentra al máximo», subraya Canal, que admite estar encantado con el juego del senegalés.

El sacrificio siempre tiene su premio, ha sido convocado con la selección asturiana cadete para participar en los entrenamientos que esta misma semana realizarán en los campos de la Federación. No es el único terreno de juego donde puede verse la habilidad de Abdou con el balón en los pies. Forma parte de la plantilla de recogepelotas que vive a pie de campo los partidos en El Molinón, donde contempla de cerca cómo futbolistas de orígenes modestos hoy son ídolos de multitudes. Ése es uno de los propósitos de Abdou, sin darse cuenta de que su historia es tan meritoria como cualquiera de los insólitos regates de las estrellas.


LNE 3-12-10


El sueño cumplido de Abdou

El joven senegalés alumno de las Ursulinas y jugador de la cantera del Sporting que llegó hace seis años en cayuco prepara un proyecto educativo en África


El día más feliz en la vida del senegalés Abdou Karim fue cuando su madre lo llevó a la escuela por primera vez. Una alegría que duró poco tiempo. Las dificultades de aquel país le obligaron a él y a su hermano Assane a subirse a un cayuco hace seis años. Desembarcaron en las costas canarias y tras un período de separación, con Assane en Asturias y Abdou en Tenerife, lograron reencontrarse en Gijón, donde regresaron, de nuevo, a las aulas. Fue el comienzo del sueño de Abdou, que ayer desembocó en una de las distinciones de los premios educativos de la ciudad.
Su emocionado relato sobre las dificultades para integrarse en un país y una cultura extraños estaba salpicado de agradecimientos: a su tutora, Marga, que le acompañó en su primer día de clase en las Ursulinas, adonde llegó «muerto de miedo», pero también al personal del hogar San José, que le acogió junto a otros jóvenes africanos que también buscaban en Gijón un futuro mejor.
A Abdou se le saltan las lágrimas cuando habla de la que es su última obsesión: poner en marcha en Senegal una escuela para que niños de 0 a 6 años tengan las mismas oportunidades de formarse que él, tanto en el ámbito académico como deportivo, porque el joven también quiere trasladar a su país los valores que le enseñaron en la Escuela de Fútbol de Mareo. «Soy sportinguista a muerte», apostilla Abdou sin perder de vista su máxima vital: «Formarme y ayudar a las personas que me necesitan». Recién finalizada la etapa de Secundaria, ahora está volcado en superar el Bachillerato. Le gustaría estudiar Magisterio por Educación Física, para compaginar su afición al deporte y a las letras. «Quien algo quiere, algo le cuesta», dice Abdou, confiado en lograr esta nueva meta. A diario se levanta a las siete de la mañana para estudiar y completar las tareas del hogar. Comparte piso con otros ocho jóvenes que como él llegaron a Gijón en busca de su sueño. Abdou ya ha tenido su recompensa.

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