martes, 8 de noviembre de 2011

DH juvenil: La generación perdida del Sporting. Los campeones de 2004

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Sporting
De la plantilla del Sporting de División de Honor Juvenil que ganó la Liga en 2004, sólo Luis Morán y Míchel juegan en Primera División
8 de noviembre de 2011
FERNANDO GARCÍA DE DIOS | GIJÓN..-
En poco tiempo uno puede pasar de héroe a villano (entendiendo esta última palabra por su acepción más antigua: habitante de una villa). Eso le suele ocurrir con mucha frecuencia a los deportistas, que ven cómo tras lograr un éxito, transcurrido un tiempo ya casi nadie se acuerda de ellos.
Pasan de ser invitados en los bares a pasar inadvertidos cuando pasean por las calles. Esto es lo que les sucede a varios de nuestros protagonistas. Algunos, pocos, siguen siendo reconocidos como héroes de guerra. Otros, bastantes, se diluyen en el mar del olvido.
Hace ocho temporadas el Sporting acaparaba titulares. Y no precisamente por su primer equipo, que por aquel entonces perdía un ascenso tras caer en tierras andaluzas frente al Almería, sino por su conjunto de División de Honor.
Lo que no habían logrado en sus casi cien años de historia los jugadores del primer plantel gijonés, lo hicieron los integrantes del equipo juvenil. 21 chavales a las órdenes de un joven técnico llamado Alejandro Menéndez habían conquistado el título de Liga. Una temporada, la 2003-2004, que no comenzó como terminó. La Liga regular arrancaba en El Requexón ante un Real Oviedo comandado por Michu (actualmente en las filas del Rayo Vallecano) que les vencía por 6-0. «Había muchas esperanzas depositadas en un equipo que comenzó con muchas dudas», rememora ahora Dani Castro.
Pero aquella dura derrota hizo más grandes a aquellos chavales que, cual ave fénix, resucitaron de sus cenizas y fueron escalando posiciones. En la última jornada de Liga jugaban en Abegondo frente al Deportivo de La Coruña y no dependían de ellos mismos. El Celta era el líder. Necesitaban ganar y que, además, se produjera un tropiezo de los vigueses para coronarse como campeones. Algo que finalmente sucedió para sorpresa de los rojiblancos. «Nos avisaron nuestros familiares desde la grada. Creo que lo escucharon por la radio», recuerda Dani Castro.
Con el título de campeón de grupo bajo el brazo, el Sporting disputó la fase final frente al Sevilla y el Athletic de Bilbao. «Llegábamos como los más humildes, veías a los otros equipos por el hotel y parecían conjuntos de Primera División», cuenta José Ángel. A los hispalenses les vencieron por 2-0, mientras que a los bilbaínos, en un encuentro más duro, les derrotaron por 2-1, llegando de este modo a la lucha por el título nacional.
Lo que se vivió entonces fue una agónica final en el Pedro Escartín de Guadalajara, en el que el Sporting y el Espanyol, tras empatar a cero, tanto en los 90 minutos reglamentarios como en la prórroga, tuvieron que acudir a los penaltis. Los asturianos evidenciaron su calidad desde los once metros al imponerse a los catalanes por cuatro a uno, convirtiéndose además el portero Manu en el héroe del partido. «Para ponerle un monumento», destaca todavía hoy Noel Suárez.
Guardado resalta que aquel momento «fue increíble». «No daban ni un duro por nosotros, pensaban que íbamos a caer en la primera ronda», cuenta. Pero al final se llevaron la victoria y tras ese triunfo, el Sporting juvenil, que participaba por primera vez en la Copa de Campeones de División de Honor, fue laureado como si estuviese formado por auténticos dioses del balón. Dani Peláez recuerda que «fue muy grande. El Sporting no había conseguido nada antes similar, a no ser en alevines».
Recibimiento en Mareo, cenas, regalos e, incluso, una vuelta de honor en El Molinón fueron algunos de los reconocimientos que se les dispensó a estos chavales que conformaban un equipo en el que la ilusión y las ganas de hacer deporte dominaban por encima de todo. «No estábamos acostumbrados, sobre todo a la prensa. Fue algo así como cuando Casillas bajó del avión con la Copa del Mundo», plantea José Ángel.
La gente en las calles de Gijón hablaba de una nueva remesa de futbolistas que iban a ser el futuro del primer equipo, confiada en que con ellos se lograría no sólo el ansiado ascenso a Primera, sino que con la venta de algunos se haría fortuna. «Se hablaba de una generación de oro», señala Sergio Prendes.
Fuera de Asturias
Pero, ¿hasta qué punto resultó ser así? El tiempo pasó y mientras unos siguieron en el equipo juvenil, otros se licenciaron en el segundo equipo en Tercera División y otros hicieron las maletas rumbo a otras entidades.
Algunos triunfaron y otros simplemente disfrutan del deporte de manera aficionada. Jony López, que llegó a jugar en El Molinón en Segunda, afirma que «para vestir la elástica del primer equipo hay que tener mucha fortuna». David Morán, haciendo clara alusión a los 'apadrinamientos', explica que «para llegar arriba hay que tener más que talento. El rendimiento que das estando al 100% no vale, no es suficiente, no te dejan demostrar».
«Quizá me faltó esa suerte para jugar en el primer equipo», reconoce un Íker Alegre, que no llegó al filial y que actualmente juega en Segunda B. Hubo a quien le ofrecieron renovar, como es el caso de Javi González, pero «mi representante por aquel entonces prefirió que marchase al Real Aranjuez, ya que, según él, era mucho mejor para mí». «El Sporting debería cuidarlo un poco más. En otros clubes se premia a la gente que consigue algo al defender sus colores», sentencia Sergio Prendes.
¿Dónde están los héroes?
De aquellos jugadores, tan solo Luis Morán continúa bajo la disciplina gijonesa. Otros lograron con el luanquín el ascenso del primer equipo a Primera, como son Míchel (Getafe), Omar (Huracán de Valencia), Pablo de Lucas (Salamanca) y Jony López (sin equipo).
Otros tuvieron su debut, pero con presencia esporádica, como Manu (Recreativo de Huelva), Guardado (sin equipo) y José Ángel (Marino). De los que no llegaron al primer plantel destaca Saúl, que tras abandonar la entidad gijonesa y recalar en la cantera del Málaga, juega actualmente en Segunda en las filas del Deportivo.
Del resto de aquella plantilla, algunos están en Segunda División B, como Íker Alegre (Real Unión de Irún), Tali Gascón (Guijuelo) o Sergio Prendes (Marino de Luanco). Otros pelean en Tercera División -Javi González (Condal), Dani Peláez (Candás), Jony Iglesias (Castro) Dani Castro y David Morán (Navarro)- e incluso en regional preferente, como le sucede a Noel Suárez (Siero).
También están los que ya colgaron las botas, como Fernando, David Díaz y Xabel. Este último lo hizo por motivos de salud, al sufrir una artrosis en las dos caderas.
El Sporting no miró tanto por aquellos jugadores que tanto prometían, todo lo contrario que hizo su rival en aquella ocasión, el Espanyol, que sí apostó por el talento de sus juveniles y que ha visto como varios de ellos juegan actualmente como profesionales.
Han pasado ya muchos años desde aquel hito del juvenil gijonés y desde entonces no ha vuelto a suceder nada similar.
Atrás quedan aquellos sueños de los aficionados que en torno a una botella de sidra diseñaban el futuro del equipo. Atrás quedan aquellos abrazos que recibían por parte de desconocidos. El tiempo pasó, quizás, demasiado deprisa.

Leer también: Sporting y Espanyol campeones en 2004

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